Pongamos que es necesario, que el pueblo no puede vivir sin un defensor. Aceptemos que es imprescindible tener un jefe de estudios vigilando a los chicos y que los chicos son los otros políticos, los que hacen leyes que pueden ser dañinas para los derechos y libertades del pueblo.
Vale, que sí, que hace falta. Otra cosa son los regionales. Esos no
Cumplidos los requisitos bien está que la primera Defensora del Pueblo sea la que fue primera ministra constitucional, primera alcaldesa de Sevilla y una liberal etiqueta negra.
Soledad Becerril